En los argumentos de un concepto de la institución, dice que cuando un Policía está portando el uniforme y sus tatuajes se hacen visibles “se desvirtúa el decoro y la pulcritud que este requiere”.
Un concepto de la Policía, conocido en las últimas horas, cuestiona a los uniformados que, vistiendo prendas institucionales, hacen visibles sus tatuajes. El documento, remitido por la Secretaría General al mayor general Oscar Atehortúa Duque, inspector general, consigna los detalles de porqué “se desvirtúa el decoro y la pulcritud” cuando un miembro de la institución hace visible sus tatuajes.
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El concepto, con fecha del pasado 29 de agosto, responde a una comunicación sobre un análisis del personal uniformado que presenta tatuajes en partes visibles de su cuerpo. Luego del pronunciamiento sobre la competencia para responder a dicha solicitud, la Secretaría General hace un recuento de las normas jurídicas, legislativas –donde obliga al personal de la institución a portar el uniforme– y propias de la institución para usar el atuendo.
Por ejemplo, en un artículo de la resolución que reglamenta el porte de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos, se lee que el uso del uniforme policial “debe constituirse en un motivo de honor, dignidad personal e identidad institucional; por consiguiente, su porte será impecable y elegante, en todo lugar y ocasión”. Sin embargo, explica que existen varias obligaciones cuando el personal de la institución los está utilizando.
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El concepto también detalla el régimen disciplinario, las relaciones propias de la institución y la jurisprudencia que hay sobre el tema. Por último, hay una explicación sobre la connotación sociocultural del tatuaje. No obstante, en las conclusiones es donde, precisamente, se detalla qué podría suceder con los uniformados que, portando su uniforme, hacen perceptibles sus tatuajes.
El coronel Pablo Antonio Criollo Rey, miembro de la Secretaria General, dice que el documento que cuando un policía porta su uniforme y sus tatuajes se han visibles “se desvirtúa, sin lugar a duda, el decoro y la pulcritud que este requiere, aunado a que se genera un distanciamiento y dubitación frente a la procedencia autoritaria de la función policial”.
De no respetar las normas, el coronel, en el concepto firmado con su puño y letra, finaliza explicando que se podrán tomar las medidas necesarias “en aras de evitar que cuando se utilice el uniforme se evidencien los tatuajes del uniformado, como quiera que con ello se menoscaba el cumplimiento al reglamento de uniformes, quebrantando con ello la disciplina institucional”.
Tomado de: El espectador.